El corazón de la nube: Virtualización
Por: Juan Blazquez | Servicios Profesionales Danysoft
El corazón de la nube: Virtualización
La nube, otro de los conceptos acuñado en Internet y que se ha propagado en los últimos tiempos con la rapidez y alcance que caracteriza a la telaraña mundial, no es algo etéreo. Detrás del término hay una tecnología subyacente que se viene desarrollando desde hace varios años y en la que se han implicado los principales referentes de la industria informática.
Pocos deben ser los que aún no hayan oído hablar de “la nube”. “The Cloud”, su nombre original en inglés, marca la estrategia comercial de muchos proveedores de servicio e integradores y condiciona su marketing. Si hubiera que definir este concepto en una palabra, ésta sería Servicio. La nube propone que, para disponer de una infraestructura informática, no es necesario tenerla en propiedad, comprarla. Simplemente se trata de pagar por usarla. Es decir, en vez de comprar un caro equipamiento de hardware y software, además de mantener personal técnico cualificado, lo que los proveedores de servicio e integradores proponen es conectarse a una infraestructura existente y obtener de ella los recursos que se puedan necesitar en cada momento, pagando sólo por aquello que se necesita, cuando se necesita. Una idea que a los responsables financieros de pequeñas, medianas y, por qué no, grandes organizaciones, les suena a música. Sólo han de mantener una conexión a Internet para disponer de lo que necesite de esa infraestructura alquilada.
Con esta perspectiva, surge la oferta de SaaS (Software como Servicio, Software as a Service), que permite que los clientes puedan utilizar un programa sin los inconvenientes que representan su instalación y explotación. El proveedor se encarga de ello. El cliente sólo necesita una conexión a internet y un navegador web u otro programa, según el caso. Para disponer de un servidor SQL no se necesita un equipo en la sede de la organización, un sistema operativo y un software de servidor de SQL, además del correspondiente personal de soporte técnico, propio o externalizado. Si se requiere algo más que un programa, el servicio que se puede contratar es PaaS (Plataforma como Servicio, Platform As A Service), en donde se encapsulan los programas y otros servicios adicionales, como puede ser mensajería, web, autenticación, etc. El proveedor facilita al cliente todo lo que puede necesitar para hacer funcionar su sistema. Si fuera una tienda online, por ejemplo, un paquete PaaS podría incluir un servidor web, montado sobre un sistema operativo Linux, que se apoya en un servidor SQL y que utiliza un servidor SMTP para el correo con los clientes. En aquellos casos en los que el cliente quiera tener un mayor control sobre sus aplicaciones y la arquitectura de las mismas, puede solicitar al proveedor un paquete IaaS (Infraestructura como Servicio, Infraestructure As A Service), en donde el proveedor entrega el equipamiento de computación, almacenamiento y todos los elementos de interconexión que el cliente requiera para que él los utilice y monte, según su criterio y necesidad, lo que considere más adecuado.
Este modelo de infraestructura informática no tiene por qué ser pública, que es el caso comentado, en el que un proveedor alquila los mismos recursos a múltiples clientes. El modelo también puede ser “privado”, en donde los recursos son propiedad de la misma organización que los utiliza. Es decir, la informática interna se abstrae de los distintos componentes que la conforman y se ofrece a los propios usuarios “paquetizada”. Los usuarios perciben su informática como “una nube” de la que obtienen los recursos que necesitan, sin necesidad de conocer qué la compone y dónde se encuentra.
Para que la nube, ya sea pública o privada, sea posible, se recurre a tecnologías de virtualización a distintas escalas y niveles. Virtualización en cómputo, en almacenamiento y en conexionado de redes. Sin las tecnologías de virtualización, la nube no sería viable porque los recursos necesarios para hacerla posible serían tantos que no resultaría viable económicamente ni para su comercialización ni para su explotación interna.
La virtualización de cómputo, de ordenador, es la que primero llegó y el germen de este modelo de infraestructura informática que es la nube. Para conocer sus inicios, hay que remontarse a unos cuantos años atrás (casi 20. Toda una vida en lo que se refiere a informática), cuando VMWare y otros pequeños fabricantes apostaron por la virtualización de equipos. Es decir, que una máquina física, mediante un software, se puede comportar como distintos ordenadores completos: hardware, sistema operativo y programas. Lo que permite que, para montar distintos servicios, no sea necesario disponer de varios ordenadores. Un equipo, dimensionándolo adecuadamente, puede hacer las mismas funciones que varios. En un mismo hierro se puede tener varios ordenadores funcionando simultáneamente, sin conflictos y manteniendo cada una de ellos toda su genuina operatividad.
En los tiempos iniciales, la competencia en esta tecnología era VMWare y Connectix. La primera ha seguido desarrollando sus productos desde entonces, dentro de la esfera de EMC, que la compró hace unos años. La segunda desapareció absorbida por Microsoft, que la adquirió para desarrollar su plataforma de virtualización. Desde entonces hasta ahora, la evolución de la virtualización de cómputo es de sobra conocida. VMWare copa el 89% del mercado con sus productos de virtualización (principalmente VSphere) y, el resto, se lo reparten Microsoft con Hyper-v y otros fabricantes que tienen su propio nicho de mercado, como puede ser Citrix con XenServer u Oracle con Virtual Box, por citar a los más conocidos y utilizados.
Los beneficios y ventajas que aporta la virtualización de ordenadores, servidores o desktop, es de sobra conocida por todos. No sólo desde el punto de vista técnico. También desde el punto de vista de la de gestión y financiero. De ahí, que, hoy por hoy, prácticamente todos los sistemas cuentan con una parte virtualizada, cuando no lo está toda su infraestructura. Raro, muy raro, es el sistema que no responde a esta afirmación. Para cualquier sistema, se hace imprescindible, para responsables y técnicos, conocer la virtualización de primera mano, no ya como especialidad, sino como una parte más de su background, de su conocimiento informático. No se trata de operar Windows y/o Linux, sino que se debe hacer en un entorno virtualizado y en su operativa hay que tenerlo en cuenta.
En entornos de producción, como se ha comentado anteriormente, VMWare es, sin duda, la tecnología de referencia. Hay que conocer su arquitectura, componentes y operativa porque está en todos los sitios. VSphere hasta ahora no ha tenido competencia seria. Microsoft ha estado muchos años perdido con el tema de Virtual PC y Virtual Server, y parece que ahora es cuando empieza a tomarse las cosas en serio con Hyper-V. Hay muchas organizaciones de medio y gran tamaño que se están replanteando la virtualización que tienen con VMware, al evaluar el hypervisor de Microsoft para llevar su virtualización a Hyper-V. VMWare tiene un mayor recorrido y catálogo de herramientas y productos complementarios para la virtualización, al cual Microsoft no puede hacer ninguna sombra. Pero, en cuanto a rendimiento Hyper-V, está demostrando que puede competir seriamente con VSphere y hay un detalle que puede ser determinantes en algunos entornos: el precio. Hyper-V está incluido de serie con Windows 2012, y es aquí en donde Microsoft puede ganar la batalla. Sobre todo en aquellos entornos que no necesitan una plataforma de virtualización compleja.
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